jueves, 2 de enero de 2014

Atrio

Sobre la cama
hemos dejado el rostro,
sobre la piel
la muerte se hace sitio.

Tuve en las manos la primera cadena,
la primera verdad:
recógeme en lo más silencioso,
en lo más bello…

Hay una noche aún
para la fe, un lugar
para el sueño…

Queda en mis brazos el bello amanecer,
campanada en la boca.

Este rumor me hace daño,
devuelveme las aves sin destino,
las calles inundadas, los momentos
de ayer.